sábado, 5 de mayo de 2007

Juegos….

Todo tiempo compartido es un juego.
Con cada ser que se cruza en nuestro camino se abre un juego distinto, a veces, somos rivales, a veces compañeros, a veces amigos, aprendemos o nos enseñan, damos o recibimos, compartimos o escatimamos, jugamos…..a veces a algo que no tiene nombre… o no queremos... o no nos atrevemos…..a definir….porque no se puede definir lo que en realidad solo existe en la percepción personal de una situación.
No me creo bonita, ni especial, ni particularmente nada, en ningún aspecto, ni siquiera se me podría definir como simpática….., no podría afirmar que destaco de la media general…...., ni me creo mejor… o más capacitada que otros para el juego…
Pero es innegable que tengo mucha…mucha….. experiencia….
“La practica hace al maestro”

El juego es a veces una reafirmación personal, un juego de miradas, de palabras, de posturas, que jamás va más allá de eso, y se da, solamente si uno encuentra alguien que quiera compartirlo, acepte el juego, sepa que lo es, y conozca los limites..

El juego puede persistir durante días, meses, e incluso años, y un buen día desaparecer tal como vino, engullido en la vorágine de otros juegos....

Es solo que hoy tengo un día hormonalmente disperso, en el que ni yo misma me entiendo…. Claro que no podría imaginarme otro ser humano en sus cabales pretendiendo entenderme…, motivo por el cual no me esfuerzo en conseguirlo, concluyo a fin de cuentas, que la incompatibilidad hormonal, los diferentes estados de pensamiento (extraña historia de los hemisferios cerebrales usados de modos diversos, ja) limitan la correcta interacción de los hombres y las mujeres a cierta superficie de 1.90 x 1.40, generalmente forrada de tela….

MIRAME Y NO ME TOQUES
Se conocieron en uno de esos pastos urbanos,
entre apretujones y copas vacías,
donde se cuecen las mentiras de primera mano
y las vanidades de bisutería.

El era un consumado artista del ojeo
midiendo la noche desde su atalaya.
Resistiendo los envites de los mirares ajenos
hasta que le echaban humo las pestañas.

Cuando ella respondió al torniquete de su mirada
con el navajazo de sus ojos negros,
el se dio cuenta que la vida le regalaba
una compañera para sus juegos.

Fue un inquietante romance
que solo el aire llego a acariciar...
Aprendieron a citarse
manteniendo el riesgo del azar...

Buscando sin encontrarse,
buscando sin encontrarse.
Mírame, mírame.
Mírame y no me toques,
pero mírame.
Mírame y no me toques,
pero mírame.
J. M. Serrat
Ale... de Madrugada

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